Cada vez que me subo al mat hay una exploración distinta de sensaciones. Noto y percibo humildemente como se encuentra mi cuerpo el día de hoy y con esa sensación intento alinear lo que la mente quiere con el sentir. Esta armonía se va dando durante toda la práctica, por lo que puede iniciar de una forma y terminar en otra a medida que el cuerpo y la mente se alinean y fluyen. Que linda danza y conexión ¿verdad? Pero no siempre fue así. Conectar con el sentir ha sido un proceso de autodescubrimiento y de mucha liberación emocional que aún sigue y seguirá encontrándose.
En un inicio, cuando comencé a practicar yoga toda mi expectativa era externa. Me enfocaba en la forma de la postura más que en su función. Al principio está bien. Todos o bien una gran mayoría, comenzamos por querer vernos “bonitos” sobre el mat. Hasta que te das cuenta, con la disciplina y la constancia, que hay algo que te está haciendo regresar. Algo en como te hace sentir que se vuelve liberador y que se siente muy bien. Es tan profundo que te adentra más allá de lo físico. Te permite conectar con esas capas más internas del ser: emociones, sentimientos, energía, otros. Este conjunto de reacciones orgánicas almacenadas y reprimidas en el cuerpo, se notan a través de la práctica constante y presente. Yoga me ha permitido volver a encontrarlas y sentirlas, para darles espacio y tiempo a sanar sin intervenir con la razón.
Cuando haces consciente este trabajo interno sobre el mat, dejas de contar los años de práctica como algo significativo en tu camino del yoga. Ya no es como un “grado de excelencia” o un cambio de cinta, es un estado del ser, un viaje contínuo de aprendizaje personal y ojalá espiritual. Tal vez comiences a medir tu práctica por la curiosidad de seguir encontrando más de ti. Con lo que quieres ver y lo que no. Y ahí es donde hay crecimiento, en convertir esa incomodidad en comodidad. En esa postura que “no me gusta”, aprender de ella, ¿Qué hay ahí? ¿Dónde se siente y por qué? ¿Qué me incomoda? ¿Qué emoción viene a mi? ¿Por qué estoy sintiendo esto una y otra vez? Todo este cuestionamiento te lleva hacia algo ¿A qué? A tí.
Creo que por esto mismo el yoga es tan diferente a otros ejercicios físicos, porque trabaja un sin fin de cualidades tangibles e intangibles en el ser humano. Es una herramienta poderosa para el descubrimiento personal y ojalá llegues a esa constancia necesaria para darte cuenta de esto que te estoy contando y así explores más allá de lo mundano sobre el mat, liberando de este modo capa por capa de una forma sutil, aprendiendo a disfrutar del viaje hacia tu interior dándote permiso para sentir.
Namasté,
Con cariño, Trini