Por: Alani Asturias
Descubre qué es lo femenino y cómo trabajarlo para balancear tu energía. En la cultura en la que estamos inmersos, nos enseñan a reprimir lo femenino. Lo masculino es mucho más favorable y deseable. Es una cultura en la que hay que ser agresivos, moverse rápido, ser más ágil y fuerte que el de al lado. No hay espacio para las emociones, no hay espacio para parar. Tanto hombres como mujeres, buscamos activar esta energía masculina para sobrevivir, y bloqueamos nuestra energía femenina para que nadie nos perciba como débiles o menos que el resto.
La energía no tiene que ver con conductas o actitudes, mucho menos con la inclinación sexual. Por eso es importante descubrir qué es la energía, qué es lo femenino y cómo trabajar esa energía para balancearla. La energía es la fuerza que nos mueve, que nos permite caminar, correr, respirar y mantener los tejidos sanos. Es lo que tomamos de los alimentos y de las bebidas y transformamos en vida, en movimiento. Lo transformamos para todo lo que hacemos. Cuando entras a un lugar y alguien te atrae, quieres acercarte y compartir con esa persona. Cuando alguien no te gusta, automáticamente buscas evitarla. Esta es la energía de la persona. La energía es parte de nuestro Ser. Va más allá de nuestros roles, las máscaras que usamos, nuestras preferencias.
Por ejemplo, cuando estás en casa de tus papás te pones una máscara y actúas desde el rol del hijo, para esto usas energía. Pero cuando vas a la casa de tu pareja, te pones otra máscara y actúas desde otro rol, para esto usas energía también. Sería muy extraño comportarse igual con los papás, que con el jefe, que con los clientes o con la pareja. Sin embargo, lo más profundo de tu Ser, tu chispa, tu energía, tu magia, no cambia.
La energía tiene diferentes características. Todos tenemos energía creativa y receptiva. La capacidad de ser intuitivos y compasivos. Entendernos a nosotros mismos y a otros. Conectar con nuestras emociones, expresarnos y comunicarnos. Esta es la energía femenina, que no tiene que ver con el género de la persona, sino con la energía que nos permite conectar con estas características. Todos tenemos el famoso lado izquierdo del cerebro. Digo famoso, pues investigaciones más recientes han puesto en duda que los hemisferios del cerebro trabajen de manera autónoma. Ahora existe la hipótesis que para todo, están conectados ambos lados. El lado izquierdo forma nuestro cerebro creativo, que está regido por nuestra energía femenina. Que lo tengamos, no quiere decir que le permitimos ser.
Al crecer en una sociedad como la nuestra, se van creando bloqueos en la energía femenina -Shakti. Cuando negamos una parte de nosotros, también estamos bloqueando nuestro potencial como seres humanos. Reprimimos parte importante de quien somos. Nuestra mente también entra en conflicto y sufre las consecuencias, pues la ponemos a reprimir todo aquello que creemos que no es deseable o aceptable o por lo que nos van a rechazar.
Algunos consejos para conectar con tu energía femenina, creativa y creadora:
- Pasa más tiempo en la naturaleza, solamente estando. Trata de observar lo que te rodea y disfruta, por medio de los sentidos, el momento presente. Sin tratar de cambiar la situación o hacer algo, solamente está.
- Busca espacio para aburrirte. Sabiamente Albert Einstein decía “no hay genio sin aburrimiento”. De acuerdo a este personaje, la imaginación es más importante que la ciencia, pues la ciencia es limitada, pero la imaginación alcanza todo el mundo. Cuando llenas tu mente de información, tareas, pantallas y ruido, estás limitando tu capacidad creativa, pues alimentas tu cerebro con todo tipo de estímulo y no necesita crear nada. Es en los momentos de aburrimiento, que la mente empieza a trabajar su parte creativa. Así que mientras más te aburras, mejor.
- Aprende alguna forma creativa de expresión. Las bellas artes (pintura, cine, danza, arquitectura, fotografía, etc.) promueven la conexión con las emociones y una forma muy creativa de expresarlas. Pierde el miedo a “no sé hacerlo, no me sale”. Hazlo por el proceso que conlleva, no por el resultado final. Si no te atreves a hacerlo por el qué dirán, entonces apaga la luz, pon música a todo volumen y a mover el esqueleto.
- Haz yoga, meditación y respiraciones. Son prácticas que conectan profundamente con la energía femenina. Aún las clases más yang, o fuertes, siempre traen una invitación al alumno a tener una postura de introspección, a conectar con las emociones.
- Aprende a no salir corriendo. Con esto, no quiero decirte que no te vayas de los lugares en los que no tienes que estar, especialmente si tu integridad está en riesgo. Pero, atrévete a incomodarte, a no saber, a no conocer a nadie, a aprender. La energía femenina es la que nos ayuda a encontrar esa fuerza interna para aguantar, crecer y transformarnos. No te pelees con tu amiga en el primer desacuerdo. Más bien, aprende a quererla y respetarla, aún cuando no coincidan con todo. Aprende a tener compasión, a aceptar las diferencias, a trabajar las incomodidades. Toma el teléfono y llámala. Cuéntale qué sentiste cuando ella dijo o hizo eso. No para que se sienta mal, sino que toma responsabilidad de lo que sientes, para resolver. Trata de trascender y aprender de la situación.
Explora tu energía femenina y dale espacio a todo tu Ser. Aprende a usarla cuando es útil, y así maximizar tu potencial como ser humano.