¿Estás respirando?
Esa era la pregunta constante de mi maestro durante la práctica. Una y otra vez, el recordatorio llegaba: respira lento, respira profundo.
El yoga me enseñó a escucharme, a estar presente y a permitirme sentir. Es una conversación íntima conmigo misma: hago las preguntas y aprendo a escuchar las respuestas. Cada movimiento se convierte en poesía, una danza que conecta la energía de la Tierra con la del Sol, fusionándolas en el centro de mi pecho, en mi corazón espiritual.
Todo esto, y mucho más, fue lo que me llevó a enamorarme de la práctica junto a mi profesor. Prácticas profundas que me han permitido ser más consciente y transformar mi práctica en una herramienta para acercarme a mi esencia, vibrar más alto y sentirme en paz, en gozo y plenamente presente.
Por eso decidí crear esta serie de clases, donde comparto contigo un poco de lo que he aprendido y vivido junto a mi maestro. Como verás, las clases tendrán un enfoque especial en la alineación, ya que es fundamental en este tipo de práctica: alinear el cuerpo de manera precisa nos ayuda a generar consciencia y a permitir que la energía fluya de forma natural y dirigida.